Nicolás Albera
Cristian
Escobar (41) volvió a nacer. Él mismo lo reconoce
cuando dice “tuve que empezar de cero”. El 18 de septiembre pasado, media hora
después de ingresar al trabajo en una fábrica del Parque Industrial y
Tecnológico de San Francisco, sufrió un accidente laboral.
Uno de los materiales con los que trabajaba se atoró dentro de una máquina y al momento de querer sacarlo esta se le vino encima. Fue en ese momento, aprisionado contra el piso y casi sin poder
respirar, donde pidió a sus compañeros que no lo dejen morir.
Escobar es oriundo de Esmeralda (Santa Fe) pero
hace largo tiempo se radicó en nuestra ciudad. Está casado con Carola Coronel (37), su compañera de “fierro”,
que no se despegó de él en ningún momento desde ese día.
“Fue una prueba muy difícil que tuve que pasar,
jamás pensé en algo así, fue muy difícil y lo sigue siendo, pero debo tener
paciencia unos meses para volver a estar bien luego de la rehabilitación”, le
dice Escobar a Up, quien estuvo 23
días en coma farmacológico y más de dos meses internado.
A causa del accidente sufrió la quebradura de
seis costillas, la perforación de uno de sus pulmones –luego con la operación
pasaría lo mismo con el otro-, lesiones en un brazo y mano, quemaduras, entre
otras.
El día del accidente laboral
Escobar, que lleva 15 años de labor en la
empresa, entraba al mediodía. Cuando tuvo el problema con la máquina llevaba
solo media hora en su puesto: “Estaba parado con la máquina de frente. No la vi
venir y al ser automática se me vino encima”, recordó sobre ese 18 de septiembre
donde estuvo al borde de la muerte.
A Carola, su pareja, le avisó un compañero de
Cristian: “Me dijeron que había tenido un accidente, en ese momento no me indicaron
la gravedad”, contó.
El hombre fue primero trasladado al Hospital
Iturraspe, donde permaneció cinco días. Luego lo derivaron a la Clínica
Regional del Este, donde lo operó un especialista llegado desde Río Cuarto.
La intervención quirúrgica fue bastante
compleja: “Le reconstruyeron el tórax. Tenía seis costillas quebradas y el
pulmón derecho perforado con la complicación de que podía pasar lo mismo con el
izquierdo durante la operación. Y eso fue lo que pasó. Ahí comenzó a empeorar”,
detalló la mujer.
Escobar se descompensó y a los 16 días de lo
ocurrido, ante un panorama muy crítico, decidieron conectarlo a una máquina ECMO
(Oxigenación por Membrana Extracorpórea). La misma funciona como un corazón y
pulmón artificiales, circulando y oxigenando la sangre fuera del cuerpo para
permitir que los órganos gravemente enfermos (corazón y/o pulmones) descansen y
se recuperen.
“Fue la última opción. Ese día estaba muy grave
y vino a conectarlo un equipo del Hospital Privado de Córdoba y otros profesionales
de Santa Fe. Luego se lo llevaron en ambulancia a Córdoba, donde siguió su
internación”, agregó Carola.
En ese proceso estuvo siete días. Luego le
harían una traqueotomía para que pueda respirar mejor.
La fe y las mejoras
Tanto Cristian como su mujer se consideran “muy
creyentes” y eso le dio fuerzas a ella para sobrellevar el momento: “Somos muy
creyentes, yo pedía con la oración. Un día comenzaron a sacarle los sedantes
para que despierte. Los médicos tenían dudas de las secuelas neurológicas que
podría llegar a tener. Se despertó a los dos días, luego de 23 en coma, y pudo
responder bien a los estímulos”, explicó Carola.
Para el trabajador la sensación fue diferente: “Al
despertar la noción que tenía era que habían pasado dos días del hecho. Cuando me
cuentan no podía creer todo lo que pasó. Fue todo un volver a empezar porque no
podía hablar, tampoco comer. De a poco fui recuperándome”, explicó.
La pareja se mostró agradecida a los
profesionales que atendieron a Cristian en los tres centros de salud por donde
estuvo. También a la empresa donde trabaja, la cual –aseguran- “se portó muy
bien”.
“Me veo trabajando nuevamente, quiero hacerlo, tener
la vida normal que supe tener. Me cuesta mucho hoy levantarme, respirar, me
ayuda mi mujer a ir al baño, a ducharme porque no tengo mucha estabilidad. Muchos
me veían y creían que no pasaba del hospital, sin embargo, luego de tantos días
pude llegar vivo y afrontar la operación. Pienso que fue un milagro”, asumió.
Ahora, Escobar debe afrontar una rehabilitación
general que al menos durará unos tres meses. Ganas no le faltan para hacerlo,
ni tampoco motivos para brindar este fin de año. Puede contarlo y eso es lo
importante.